He aquí, tus tropas son como mujeres en medio de ti; las puertas de tu tierra están abiertas de par en par para tus enemigos; el fuego ha devorado tus cerrojos. – Nahúm 3:13
Los soldados deben ser hombres. Un buen soldado es un buen hombre que hace bien su trabajo. Un buen hombre no es una mujer.
Es un buen hombre porque lucha por las mujeres. Utiliza su fuerza en su favor. Lucha para que ella no tenga que hacerlo.
Cuando los hombres actúan como mujeres en la guerra, se sienten avergonzados. Sus mujeres sufren cuando no saben comportarse como hombres.
¿Cuánto más cuando envían a sus mujeres al frente?
En aquel día los egipcios serán como mujeres, y temblarán de miedo delante de la mano que Jehová de los ejércitos levantará sobre ellos. – Isaías 19:16
Cuando los hombres se vuelven como las mujeres, toda la tierra tiembla y se estremece. Cuando los valientes se tambalean, ¿qué esperanza les queda a los que se tambalean?
Los hombres deben ocupar sus puestos. Los puestos deben estar vigilados por hombres y esos hombres deben ser tipos de buena fe.
Los guerreros de Babilonia han dejado de pelear; permanecen en sus fortalezas; les ha faltado su fuerza; se han convertido en mujeres; sus moradas están en llamas; sus cerrojos están rotos. – Jeremías 51:30
Los hombres fueron creados para ser escudos, tipos de salvadores que se interponen entre el peligro y sus seres amados.
Deben salir al frente para recibir el golpe. Cuando se atrincheran y se esconden, no hay esperanza.
«Los hombres son mejores que las puertas.» — J. R. R. Tolkien
Las puertas son mejores cuando mantienen alejados a los malvados y protegen a los justos que están dentro. Pero las puertas son inútiles sin hombres.
Alguien tiene que ocupar los puestos para abrirlos al comercio necesario y cerrarlos a los conflictos no deseados.
Y me dijeron: El remanente que quedó del destierro allí en la provincia está en gran angustia y vergüenza. El muro de Jerusalén está derribado, y sus puertas consumidas por el fuego. – Nehemías 1:3
Una ciudad sin murallas está en problemas. Una ciudad sin puertas es un gueto o está a punto de convertirse en uno.
Una ciudad sin murallas no está definida. Es imposible saber dónde empieza o termina. Sin puertas no puede acoger la gracia. Sin puertas no puede bloquear la base.
Como ciudad invadida y sin murallas es el hombre que no tiene dominio propio. – Proverbios 25:28
Terminamos donde empezamos: los hombres son hombres. Un hombre debe ser manso, es decir, debe ser fuerte y tener control.
Si no eres fuerte, no puedes ser manso. Si no tienes fuerza para contenerte, es solo debilidad, no mansedumbre.
Un buen hombre, que sabe ser hombre, puede controlarse a sí mismo y se le puede confiar la tarea de mantener a los demás a salvo.
Se puede esperar que él controle la maldad externa que amenaza a su ciudad, porque tiene mucha práctica en protegerse de las amenazas del pecado a su alma.
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