A veces se escucha a padres diciéndole a sus hijos “a ti no te toca trabajar sino estudiar”. Sin embargo, tal sistema ha demostrado ayudar a muchos a ser incompetentes para la vida real. Una parte importantísima en la educación de nuestros hijos es ponerlos a trabajar en lo que es y será la vida real.
Las niñas no deberían dedicar todo su tiempo a matemáticas, ciencias naturales, y al resto de materias escolares. Independientemente de la carrera que terminen estudiando, será de gran provecho que también aprendan a cocinar, a mantener el hogar ordenado, a administrar los bienes del hogar, a hacer la compra de los alimentos, a tratar con niños y a ser ayudas idóneas.
Los niños tampoco deberían aprender solo geografía, deportes, y las demás materias escolares. Independientemente de lo que terminen estudiando será de gran provecho que también aprendan a liderear, a cargar con el peso de tomar decisiones que afecten al resto, que sean enseñados a negarse a sí mismos por los demás y romperse la espalda por amor a los suyos, que aprendan a dar la cara por los suyos y a hacerse responsables, que aprendan trabajo duro.
Pon a tu hijo a juntar dinero y administrarlo, ponlo a vender algo o a reparar algo. Llévalo a tu trabajo y muéstrale como es. Pon a tu hija a ordenar la casa, a coser o a ayudar con la comida. Llévala al supermercado y enséñale como hacer la compra. Tales cosas no son distracciones para su educación, ¡sino que también son parte de su educación para vivir la vida real!